Hasta el próximo 16 de junio, el Museo del Prado ofrece la posibilidad de ver reunida la práctica totalidad de la escasa producción conocida de Juan Fernández el Labrador, uno de los pintores españoles más desconocidos del barroco, que se especializó en las naturalezas muertas.
Este pintor vivió y trabajo en Madrid entre 1630 y 1636. Es de uno de los artistas más desconocidos, tanto dentro de este género pictórico en particular como de la historia de la pintura barroca española. Si bien sus cuadros han tomado parte en revisiones antológicas de la pintura de bodegones, se trata la primera vez en la que se reúne casi la totalidad de su diminuta obra conocida, formada por once de las trece pinturas que se le atribuyen.
Las cinco obras del Labrador que guarda el Museo del Prado se presentan junto a varias piezas que hasta ahora no se habían exhibido en España, provenientes de la colección de la reina Isabel II de Inglaterra o bien de un particular barcelonés. A ellas se añaden otras cuatro obras procedentes de otras colecciones privadas y del Museo Cerralbo, ubicado en Madrid.
Juan Fernández el Labrador es un gran desconocido, un pintor de origen casi seguro humilde, que iba a la Corte madrileña a vender sus pinturas una vez al año.
Fue criado de un noble italiano, Giovanni Battista Crescenzi, quien ejercía una gran influencia en los temas artísticos de los reinados de Felipe III y Felipe IV. Todo indica que Giovanni Battista provocó que el Labrador se dedicará a la representación de frutas.
Aunque las imágenes de uvas y frutos otoñales son las más numerosas y propias del artista, se conocen dos pinturas de flores, una de las cuales pertenece al Museo del Prado y colgará con sus compañeras en el gabinete de naturalezas muertas en el que se transformará la Sala D del edificio de Jerónimos del museo madrileño.
Foto vía Masdearte.com