En la plaza de Jesús, se alza la Iglesia-Basílica de Jesús de Medinaceli. Se trata de de una las edificaciones religiosas más populares y conocidas de Madrid. La ferviente devoción que despierta la talla del Jesús de Medinaceli resulta espectacular.
Los franscicanos capuchinos regentan y guardan la espléndida talla sevillana del siglo XVII (del taller de Juan de Mena o de algunos de sus discípulos), así como la iglesia-basílica que la acoge que se encuentra muy cerca de la plaza de las Cortes y la fuente de Neptuno.
El templo se alza sobre el antiguo Convento de trinitarios descalzos de Nuestra Señora de la Encarnación. Es una de las tres basílicas de Madrid junto a la Basílica de Nuestra Señora de Atocha y la de San Francisco el Grande.
El 21 de noviembre de 1930, el templo fue consagrado después de tres años de obras a cargo del arquitecto Jesús Carrasco-Muñoz Encina. Fue edificado sobre una antigua capilla y presenta una fachada de estilo barroco. En la parte inferior, hay tres puertas, de las cuales es más ancha la central, que consta de un arco de medio punto. La planta de la iglesia es de cruz latina y consta de tres naves.
En su interior, llaman la atención el panteón donde están enterrados los duques de Medinaceli, una estatua de San Antonio del escultor Mariano Benlliure y un bonito retablo de alabastro del siglo XVIII, sito en el altar.
Cada viernes desde la siete de la mañana hasta la once de la noche acuden cientros de personas a besar los pies al Cristo de Jesús de Medinaceli. La afluencia se desborda los viernes de Cuaresma y rebasa todos los límites el primer viernes de marzo. Según la leyenda, si se piden tres cosas al Cristo, una se hará realidad.
Por último, esta basílica se puede visitar de lunes a sábado desde las 7.15 a las 13.30 horas y desde las 17.00 a las 21.00 horas; excepto los viernes desde las 7.00 a las 23.00 horas; y los domingos y los festivos de 8.30 a 14.30 horas y de las 17.00 a las 21.00 horas.
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