El Museo del Prado ha inaugurado la exposición «El Greco y la Pintura Moderna», una de las muestras más ambiciosas que ha acometido este museo madrileño en los últimos años. Sobresale la importancia que el redescubrimiento de la figura del Greco tuvo para la pintura de los siglos XIX y XX y su influencia en una época de transformaciones claves de la pintura.
La exposición arrancará con la primera mirada un poco intrigada de los pintores franceses por El Greco, como en el caso de Manet o Cézanne, y concluirá tras la guerra con Pollock, Bacon o Giacometti, artistas que seguían bebiendo de ese manantial de vanguardia.
El Museo del Prado cuenta la mejor colección del mundo del pintor cretense, en la que figuran obras como «La Coronación de la Virgen», «La Resurrección de Cristo», «La Anunciación», «La Crucifixión», «Pentecostés» o «La Trinidad».
Además, se unirán una serie de préstamos que permitirán que el visitante pueda, por una parte, ver una antológica esencial y magnífica, porque los Greco que vienen son extraordinarios , como es el caso de «La visión de San Juan» (1608-1614), del Metropolitan de Nueva York, o «Laocoonte» (1610-1614), de la Galería Nacional de Arte de Washington.
Si el visitante solo quiere observar «26 Greco maravillosos», podrá hacerlo, y también podrá de indagar en el devenir del arte moderno desde esa mirada. Se trata de un recorrido por el arte del XIX y el XX a través de esa mirada exacerbada y tan anticlásica de El Greco.
De este modo, las obras del Greco dialogarán con unas ochenta piezas de artistas contemporáneos, entre los que se están también Picasso, Kokoschka, Beckmann, Orozco, Matta o Saura, en una de las grandes exposiciones del Prado que recuerda los amplios proyectos que ha hecho la picanoteca en los últimos tiempos.
Por último, esta exposición muestra, hasta el 29 de junio, «La biblioteca del Greco», en la que se reconstruye las raíces teóricas y literarias del genial artista a partir de los libros que estuvieron en su poder.
Foto vía Antena 3