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Una joya de Madrid: Chinchón

Madrid tiene bellos pueblos, preciosos parajes y espectaculares monumentos a lo largo de su geografía. Entre todos ellos, destaca sobremanera el pueblo de Chinchón, uno de los lugares más populares y visitados en la Comunidad de Madrid. Sin duda, recomiendo pasar una jornada en esta maravillosa localidad madrileña; no defraudará, antes al contrario.

¿ Dónde está?

Chinchón se ubica en el valle de Tajuña, al sur de la Comunidad de Madrid, a unos 50 kilómetros de la capital y 21 de Aranjuez. En 1974, Chinchón fue declarado Conjunto Histórico Artístico por la Dirección General de Bellas Artes. Este hecho, unido a la inauguración del Parador,  ha fomentado el turismo en esta localidad.

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El Paseo del Prado

Uno de los lugares más transitados y bonitos de todo Madrid es el Paseo del Prado, desde Atocha hasta Cibeles. Durante su trayecto, se puede disfrutar de sus jardines y fuentes al mismo tiempo que visitar varios iconos de la capital de España.

El Paseo del Prado debe su esplendor a Carlos III, que hacia 1775 acometió la urbanización de esta zona conocida entonces como Prado de los Jerónimos o Prado de Atocha.

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El Museo de la Ciudad de Madrid

Conocer la historia y la evolución de Madrid nunca está de más, incluso para los propios habitantes de la capital de España. Este museo obsequia al turista y al madrileño con una visión excelente de la trayectoria de Madrid desde la Antigüedad hasta los tiempos modernos. Uno se entera de toda la historia de Madrid en unas horas a través de maquetas, documentos, planos, fotografías, trajes, reproducciones y todo tipo de objetos. Es un lugar ideal para programar una excusión escolar o acudir padres con hijos.   Seguir leyendo

Parque del Oeste

Madrid es una ciudad llena de parques y jardines. Muchos visitantes se sorprenden de la gran cantidad de hectáreas verdes que se encuentran en Madrid. La capital cuenta con numerosos parques, entre ellos, quiero destacar por su belleza, su amplitud y su situación al Parque del Oeste. Pasear por este pulmón verde supone una experiencia maravillosa. Es uno de los más bellos y tranquilos rincones de Madrid, ideal para relajarse tras una agotadora jornada de trabajo o para visitarlo en medio de una ajetreada agenda de turista. Un lugar que enamora, que cautiva y atrapa a todos los sentidos.

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El Museo del Aire

 

 

Madrid cuenta con todo tipo de museos. Uno de los más desconocidos por el turista e incluso por los propios madrileños es el Museo del Aire. Pocas veces uno puede ver aviones tan cerca y conocer la apasionante historia de la aviación española y mundial. Toda una experiencia.

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Monasterio de las Descalzas Reales, el Museo

 

El antiguo palacio del tesorero de Carlos V, fue convertido por la hermana de Felipe II, Doña Juana, en convento y residencia de las mujeres de la Casa Real. A lo largo del tiempo, las hermanas fueron reuniendo  donaciones que derivaron en el museo que abrió sus puertas en 1960.

Este edificio tiene una mezcla de elementos del gótico tardío y de principios del renacimiento, siendo su fachada uno de los pocos ejemplos que aún se conservan de la arquitectura madrileña del siglo XVI.

La Iglesia sufrió un incendio en el siglo XVIII siendo más tarde reconstruida. En su interior se puede ver la tumba de Juana de Austria así como un retablo de Nuestra Señora del Milagro.

El palacio conserva algunos de sus elementos originales, como el patio o la escalinata decorada en el siglo XVII. En uno de los laterales de la escalinata, aún se puede ver un retrato de la familia real: Felipe IV, su mujer e hijos.

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El Rastro de Madrid

Pues sí, creo que hay pocas cosas más madrileñas que el Rastro de Madrid. Está claro que para muchos los domingos por la mañana no serían lo mismo sin este Patrimonio Cultural de la ciudad. Posiblemente estemos hablando de uno de los mercadillos callejeros más antiguos y más conocidos de España, ¿verdad?.

Los domingos y festivos cientos de puestos inundan la Ribera de Curtidores y las calles de los alrededores entre las 09.00 y las 14.00 horas. Ni que decir tiene que si estamos en la capital de España cualquier domingo tenemos que acercarnos hasta aquí. Andando lo tenemos a unos quince minutos de la Plaza de Oriente, aunque lo más recomendable sea llegar en metro hasta la parada de La Latina o Puerta de Toledo.

Para hablar de los orígenes del Rastro de Madrid tendríamos que irnos hasta la Edad Media. En este lugar se puede comprar de todo, o casi todo. Ropa de segunda mano, libros antiguos, postales, cuadros, artesanía, discos de vinilo… todo lo que os podáis imaginar, desde lo más curioso hasta lo más natural. Las calles de Toledo y Embajadores, junto con la Ronda de Toledo son los lugares más emblemáticos.

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Casa Museo Sorolla

Me gusta la sencillez íntima del Museo Sorolla de Madrid. Precisamente fue la casa donde vivió el pintor en su estancia en la ciudad, por lo que el aura que lo envuelve es aú más nostálgico y romántico si cabe. Todo está ambientado en su época, desde el mobiliario hasta los objetos personales, sus obras, etc… Allí está su colección y las cosas con las que compartía su arte y talento a diario.

Joaquín Sorolla había nacido en Bastida, Valencia, en 1863, y con apenas veinte años se traslada a vivir a Madrid. La casa que hoy visitamos y que alberga su museo la adquirió en 1905, y se sitúa en el número 37 de la calle General Martínez Campos. En esta época Sorolla venía ya de haber estado en Roma y París conociendo a los más grandes pintores del momento, por lo que su técnica y estilo son más que interesantes.

Si lo visitáis, y tras disfrutar de sus jardines, encontramos una primera planta con tres salas que Sorolla usó como su estudio personal. Allí veréis hoy retratos de la esposa e hijos de Sorolla, además de otros documentos como catálogos de exposiciones y material bibliográfico sobre el pintor, además de su estudio personal, con lienzos, caballetes del artista y demás.

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La Fuente de Cibeles

Difícil decir algo nuevo de la Fuente de Cibeles, ¿verdad?. Posiblemente sea uno de los rincones de Madrid más conocidos. Por muchas cosas, tanto por la fuente en sí como por los edificios que la rodean, el tráfico, el lugar de celebración de los títulos y triunfos del Real Madrid… Lo que está claro es que hacerse una foto a los pies de este monumento se ha convertido en una estampa imprescindible en la ciudad.

Para conocer los orígenes de la fuente y la estatua de la diosa tenemos que irnos al año 1777. Fue el rey Carlos III el que ordenó a Ventura Rodríguez la construcción de dicho monumento. En aquella época se elaboró el carro de la diosa y la estatua, para más tarde colocársele los dos leones, Atalanta e Hipómenes, y, ya a comienzos del siglo XX, los dos angelitos que se sitúan en la parte posterior del carro.

En 1782, con la obra concluida, se colocó en primer lugar en en el Paseo del Prado, frente al Palacio de Buenavista (se cree incluso que esa no iba a ser su lugar, sino la Granja de San Ildefonso, en Segovia). No fue sino hasta 1895 cuando la estatua se colocó en el centro de la entonces Plaza de Madrid, mirando la diosa hacia la calle de Alcalá. Fue en este momento, con el traslado, cuando se le añadieron los cuatro peldaños y la verja de protección.

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La Plaza de Oriente

Entre el Teatro y el Palacio Real situamos una de las plazas más emblemáticas y céntricas de la ciudad. Se trata de la Plaza de Oriente, construida durante el reinado de Fernando VII. Seguro que a muchos os suena, sobre todo los que habéis estado por Madrid. Esa plaza en cuyo centro se alza la estatua ecuestre de Felipe IV, erigida a mediados del siglo XVII, la primera estatua ecuestre que se hizo en el mundo con el caballo sostenido solamente en sus dos patas traseras.

Curiosamente, antes de que Fernando VII ideara el conjunto que hoy vemos, ya José Bonaparte, nuestro querido Pepe Botella, tanteó la posibilidad de crear una plaza de este estilo frente al Palacio Real, con el fin de embellecerlo. Sin embargo, la Plaza de Oriente no se inauguraría hasta 1844, el mismo año en el que se colocó en el centro la estatua ecuestre.

No es ni mucho menos Felipe IV el único aliciente de esta plaza, sino también sus jardines y las diferentes estatuas de los reyes godos que la rodean. Como os decíamos al principios, también podemos ver desde ella el Palacio Real, el Teatro Real y, un poco más allá, el Real Monasterio de la Encarnación.

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