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Museo Lázaro Galdiano

El Museo Lázaro Galdiano se encuentra en la calle Serrano, 122, en pleno barrio de Salamanca. Se trata de un museo estatal de origen privado. Alberga una amplia colección de todas la artes y las técnicas. Más de 13.000 piezas para disfrutar y aprender mientras se visita este museo.

José Lázaro Galdiano, el mayor coleccionista privado que ha tenido España, donó su palacete con todas las riquezas de su interior al Estado español después de morir en 1947. Fernando Chueca adaptó el palacete al museo el cual fue inaugurada en 1951. 

De 2001 a 2004, el Museo Lázaro Galdiano permaneció cerrado para reformarlo. Hoy en día  reúne más de 400 tesoros en sus salas. Destaca su excelente pinacoteca.

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El Museo del Ferrocarril

El Museo del Ferrocarril está dedicado a la historia del ferrocarril español desde su creación hasta la actualidad. Cuando uno visita este museo disfruta y aprende con la biografía del ferrocarril español. Además, resulta un museo ideal para excursiones escolares.

En 1967 se inauguró el primer museo español  dedicado al ferrocarril en el Palacio de Fernán Nuñez.  En 1984, se  trasladó a la Estación de Madrid Delicias donde sigue el Museo del Ferrocarril. Un museo que merece la pena visitar tanto si uno es turista en Madrid como si es un ciudadano de la capital.

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El Palacio de Fernán Núñez

 

El Palacio de Fernán Núñez se encuentra en la calle Santa Isabel, 44 (Metro de Atocha o Antón Martín). Este palacio desconocido para muchos madrileños se sitúa al lado del Convento Santa Isabel y cerca del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.

El Palacio de Fernán Núñez es también conocido como el palacio de Cervellón. Fue construido en 1847 como residencia de los duques de Fernán Núñez por el arquitecto Martín López Aguado sobre el antiguo palacio de los condes de Cervellón. Desde 1985, es la sede de la Fundación de los Ferrocarriles Españoles.

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Buitrago del Lozoya

Buitrago del Lozoya es un pequeño y bello pueblo de la Sierra Norte de Madrid, situado a 75 kilómetros de la capital. Se alza en lo alto de un risco  en uno de los meandros que describe el río Lozoya  a los pies de las Sierras de guadarrama, Somosierra y del Rincón.

Las bella estampa de su recinto amurallado etá potenciada por las aguas del Lozoya, que ciñen la población situada entre los embalses de Puentes Viejas y Riosequillo. Entre su oferta turística sobresalen su recinto amurallado, el Museo Picasso, los restos de su alcázar, la iglesia de Santa María y la Casa del Bosque.

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El Rastro de Madrid

Pues sí, creo que hay pocas cosas más madrileñas que el Rastro de Madrid. Está claro que para muchos los domingos por la mañana no serían lo mismo sin este Patrimonio Cultural de la ciudad. Posiblemente estemos hablando de uno de los mercadillos callejeros más antiguos y más conocidos de España, ¿verdad?.

Los domingos y festivos cientos de puestos inundan la Ribera de Curtidores y las calles de los alrededores entre las 09.00 y las 14.00 horas. Ni que decir tiene que si estamos en la capital de España cualquier domingo tenemos que acercarnos hasta aquí. Andando lo tenemos a unos quince minutos de la Plaza de Oriente, aunque lo más recomendable sea llegar en metro hasta la parada de La Latina o Puerta de Toledo.

Para hablar de los orígenes del Rastro de Madrid tendríamos que irnos hasta la Edad Media. En este lugar se puede comprar de todo, o casi todo. Ropa de segunda mano, libros antiguos, postales, cuadros, artesanía, discos de vinilo… todo lo que os podáis imaginar, desde lo más curioso hasta lo más natural. Las calles de Toledo y Embajadores, junto con la Ronda de Toledo son los lugares más emblemáticos.

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Cine Doré

Pues al bajarnos del metro en la parada de Antón Martín podemos ir hasta el Cine Doré, uno de esos rincones típicos y con encantos de Madrid. Hoy es la sede, para más señas, de la Filmoteca Nacional, en la calle de Santa Isabel, a unos minutos andando de Atocha. Es un edificio de estilo llamativo construido en 1912, por lo que está presto a cumplir ya un siglo.

Aunque como cine no se convirtió hasta 1923, cerrando en 1963 y volviendo a abrir, ya como sede de la Filmoteca Nacional, en 1982. Hoy en día se puede ir a ver algo de cine clásico, a tomar una copa en la cafetería… Lo que está claro es que a veces ponen grandes títulos, al menos de películas que ya no encuentras en ninguna parte. ¿Los precios?. Mucho más barato que cualquier cine de estreno, claro. A 2,50 euros la entrada, y a 20 euros el bono de diez pases.

La cafetería del interior tiene sillas y mesas pequeñas. Junto a la cafetería también hay una librería especializada en cine, Ocho y Medio. Mientras empieza la peli te puedes sentar a tomarte un cafelito o a comprarte un libro.

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Casa Museo Sorolla

Me gusta la sencillez íntima del Museo Sorolla de Madrid. Precisamente fue la casa donde vivió el pintor en su estancia en la ciudad, por lo que el aura que lo envuelve es aú más nostálgico y romántico si cabe. Todo está ambientado en su época, desde el mobiliario hasta los objetos personales, sus obras, etc… Allí está su colección y las cosas con las que compartía su arte y talento a diario.

Joaquín Sorolla había nacido en Bastida, Valencia, en 1863, y con apenas veinte años se traslada a vivir a Madrid. La casa que hoy visitamos y que alberga su museo la adquirió en 1905, y se sitúa en el número 37 de la calle General Martínez Campos. En esta época Sorolla venía ya de haber estado en Roma y París conociendo a los más grandes pintores del momento, por lo que su técnica y estilo son más que interesantes.

Si lo visitáis, y tras disfrutar de sus jardines, encontramos una primera planta con tres salas que Sorolla usó como su estudio personal. Allí veréis hoy retratos de la esposa e hijos de Sorolla, además de otros documentos como catálogos de exposiciones y material bibliográfico sobre el pintor, además de su estudio personal, con lienzos, caballetes del artista y demás.

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La Fuente de Cibeles

Difícil decir algo nuevo de la Fuente de Cibeles, ¿verdad?. Posiblemente sea uno de los rincones de Madrid más conocidos. Por muchas cosas, tanto por la fuente en sí como por los edificios que la rodean, el tráfico, el lugar de celebración de los títulos y triunfos del Real Madrid… Lo que está claro es que hacerse una foto a los pies de este monumento se ha convertido en una estampa imprescindible en la ciudad.

Para conocer los orígenes de la fuente y la estatua de la diosa tenemos que irnos al año 1777. Fue el rey Carlos III el que ordenó a Ventura Rodríguez la construcción de dicho monumento. En aquella época se elaboró el carro de la diosa y la estatua, para más tarde colocársele los dos leones, Atalanta e Hipómenes, y, ya a comienzos del siglo XX, los dos angelitos que se sitúan en la parte posterior del carro.

En 1782, con la obra concluida, se colocó en primer lugar en en el Paseo del Prado, frente al Palacio de Buenavista (se cree incluso que esa no iba a ser su lugar, sino la Granja de San Ildefonso, en Segovia). No fue sino hasta 1895 cuando la estatua se colocó en el centro de la entonces Plaza de Madrid, mirando la diosa hacia la calle de Alcalá. Fue en este momento, con el traslado, cuando se le añadieron los cuatro peldaños y la verja de protección.

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La Plaza de Oriente

Entre el Teatro y el Palacio Real situamos una de las plazas más emblemáticas y céntricas de la ciudad. Se trata de la Plaza de Oriente, construida durante el reinado de Fernando VII. Seguro que a muchos os suena, sobre todo los que habéis estado por Madrid. Esa plaza en cuyo centro se alza la estatua ecuestre de Felipe IV, erigida a mediados del siglo XVII, la primera estatua ecuestre que se hizo en el mundo con el caballo sostenido solamente en sus dos patas traseras.

Curiosamente, antes de que Fernando VII ideara el conjunto que hoy vemos, ya José Bonaparte, nuestro querido Pepe Botella, tanteó la posibilidad de crear una plaza de este estilo frente al Palacio Real, con el fin de embellecerlo. Sin embargo, la Plaza de Oriente no se inauguraría hasta 1844, el mismo año en el que se colocó en el centro la estatua ecuestre.

No es ni mucho menos Felipe IV el único aliciente de esta plaza, sino también sus jardines y las diferentes estatuas de los reyes godos que la rodean. Como os decíamos al principios, también podemos ver desde ella el Palacio Real, el Teatro Real y, un poco más allá, el Real Monasterio de la Encarnación.

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