Categoría -Calles y Plazas

El Barrio de Malasaña

El Barrio de Malasaña también es conocido como el barrio de Maravillas o de los Milagros, debido a una iglesia que se alzó allí en el siglo XVIII. Sus estrechas calles bajan desde Carranza y Fuencarral hasta su centro, la plaza del Dos de Mayo.

Es un barrio con historia, punto de encuentro de muchos madrileños, curioso y típico de Madrid. Tiene tanta vida diurna como nocturna. Es un barrio en continúa ebullición. Las paradas de Metro de Tribunal, Bilbao, Noviciado y San Bernardo son las más cercanas para llegar a este bohemio barrio madrileño.

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La Plaza de España

La plaza de España, uno de los iconos de Madrid, es un lugar de encuentro habitual y una de las estampas preferidas por los visitantes, sobre todo extranjeros, para inmortalizarla con sus cámaras fotográficas. La plaza de España es el corazón de Madrid.

Se halla en el centro de la capital, entre las calles de la Princesa, Gran Vía, Ferraz, Bailén y paseo de San Vicente. En ella, sobresalen el monumento a Miguel de Cervantes, el edificio España, la torre de Madrid, la casa Gallardo y la Real Compañía Asturiana de Minas.

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La Plaza de Santa Ana

La Plaza de Santa Ana, situada al final de la calle del Prado, debe su nombre al convento carmelita que allí se encontraba. Este convento fue fundado por San Juan de la Cruz en 1586 y derruido durante la monarquía de José Bonaparte I a principios del siglo XIX. En el solar resultante, se erigió la popular Plaza de Santa Ana. 

Esta famosa plaza capitalina encuentra en el centro de Madrid, en el Barrio de Las Letras. Se trata de un lugar muy transitado tanto día como de noche. De día, es un punto de reunión, charla y paseo; en tanto que de noche se convierte en un hervidero de personas en medio de un ambiente lúdico en torno a sus diferentes establecimientos como la cervería Alemana, el bar Hawaiano Mauna Loa, la Cafetería Suiza o la discoteca Villa-Rosa entre otros.

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Mesón de Paredes y La Corrala

En el Madrid más castizo y popular, se halla la calle Mesón de Paredes, en pleno barrio de Lavapiés. Esta calle debe su nombre al mesón que inauguró Simón Miguel de Paredes en 1830, taberna que todavía se encuentra en dicha vía.

En la confluencia con la calle Sombrerete, se alza La Corrala. Representa el paradigma de esta peculiar vivienda madrileña. Sin duda, estamos ante unos de los rincones más tradicionales y auténticos de Madrid.

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Plaza de la Lealtad

La Plaza de la Lealtad es un solemne espacio que se abre, caminando en dirección a Atocha, a la izquierda del paseo del Prado. En esa plaza se levanta el Monumento a los Caídos por España, se encuentra la Bolsa de Madrid, el Hotel Ritz y muy cerca el Museo Naval.

Desde la Guerra de la Independencia, el lugar (entonces había jardines, fuentes y diferentes casas) donde se alza hoy en día la Plaza de la Lealtad fue conocido como Campo de la Lealtad ya que  allí los soldados franceses fusilaron a muchos madrileños.

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La plaza de Moncloa

En el barrio de la Moncloa, cerca de Argüelles, se alza la plaza de  Moncloa. La mejor forma de llegar a esta zona es apeándose en la estación de Metro de Moncloa. Está situada entre las calles Meléndez Valdés, Romero Robledo, el  Arco de la Victoria y los paseos de Ruperto Chapí y de Moret.

 Su primer nombre fue plaza de Cánovas del Castillo. En 1890 se llamó plaza de la Moncloa. En la época de la República se la denonimó  plaza de los Mártires de Madrid y desde 1980 se la llama  Plaza de Moncloa. Seguir leyendo

La Plaza de Oriente

Entre el Teatro y el Palacio Real situamos una de las plazas más emblemáticas y céntricas de la ciudad. Se trata de la Plaza de Oriente, construida durante el reinado de Fernando VII. Seguro que a muchos os suena, sobre todo los que habéis estado por Madrid. Esa plaza en cuyo centro se alza la estatua ecuestre de Felipe IV, erigida a mediados del siglo XVII, la primera estatua ecuestre que se hizo en el mundo con el caballo sostenido solamente en sus dos patas traseras.

Curiosamente, antes de que Fernando VII ideara el conjunto que hoy vemos, ya José Bonaparte, nuestro querido Pepe Botella, tanteó la posibilidad de crear una plaza de este estilo frente al Palacio Real, con el fin de embellecerlo. Sin embargo, la Plaza de Oriente no se inauguraría hasta 1844, el mismo año en el que se colocó en el centro la estatua ecuestre.

No es ni mucho menos Felipe IV el único aliciente de esta plaza, sino también sus jardines y las diferentes estatuas de los reyes godos que la rodean. Como os decíamos al principios, también podemos ver desde ella el Palacio Real, el Teatro Real y, un poco más allá, el Real Monasterio de la Encarnación.

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El Barrio de las Letras

Lope de Vega, Quevedo, Góngora, Cervantes, Calderón de la Barca… ay, aquellos Siglos de Oro de nuestra literatura española. Aquellos grandes hombres de nuestras letras vivieron y merodearon por el centro de Madrid, en lo que hoy se conoce como el Barrio de las Letras. Posiblemente entre sus plazas y callejuelas, como la Carrera de San Jerónimo, la Plaza de Canalejas o el Paseo del Prado, encontraron motivos de inspiración suficientes.

Barrio de las Letras que se llena de turistas para visitar los enclaves emblemáticos, como el número 18 de la calle de Huertas, donde vivió Cervantes, o la calle Lope de Vega, donde precisamente murió el escritor que le da nombre. Precisamente la calle de Huertas sea tal vez el corazón de este barrio, de esta zona que, de noche, también es un lugar muy concurrido para ir de tapas y de tabernas.

Calles estrechas y edificios como la Iglesia de San Sebastián, en donde se bautizó Jacinto Benavente, está enterrado Lope de Vega y se casaron Larra, Bécquer y Zorrilla. En el cementerio de esta iglesia se inspiró José Cadalso para escribir sus Noches Lúgubres. Si sois amantes de la literatura ya veis que aquí cualquier edificio guarda tesoros en forma de detalles curiosos.

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La Puerta del Sol

Aunque sólo sea por televisión, con las tradicionales campanadas de Fin de Año, la Puerta del Sol tal vez sea uno de los lugares más visitados por todos. Es ver por primera vez la silueta del edificio del clásico reloj de las doce uvas, y a todos se nos viene a la mente esos momentos pasados en familia delante del televisor cada 31 de diciembre.

Pero, claro, la Puerta del Sol es mucho más que el lugar de celebración de Fin de Año de miles de madrileños. La Puerta del Sol se podría decir que es lugar de encuentro. Los meses que estuve viviendo en Madrid me daba cuenta que eran muchos los que quedaban en este lugar para luego salir por Madrid. Era curioso observar desde el balcón al chico o a la chica esperando, a los grupos de amigos que se congregaban poco a poco…

Lo que se deduce que esta plaza está siempre muy animada. No sólo por los que quedan en la plaza, sino por el hecho de los que cruzan por ella. Pasear por el centro histórico de Madrid supone pasar en algún momento por la Puerta del Sol. Desde aquí coge cerca calles tan señeras como Preciados, Gran Vía, o rincones como la Plaza Mayor, el Barrio de las Letras o el Paseo de la Castellana.

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La Cava Baja

Pasear, lo que se dice pasear, no es lo que suelo hacer yo por la Cava Baja de Madrid, vaya. Se puede hacer perfectamente, claro, pero muchos de los que transitamos por esta zona de la capital a ciertas horas que el hambre aprieta estarán de acuerdo conmigo en la primera frase, ¿verdad?.

Porque esta calle tan señera del barrio de la Latina es uno de esos rincones recomendados para irnos de tapas por Madrid. Los domingos por la mañana, después de darnos la típica vueltecita por el Rastro, se antoja casi imprescindible. Así que no os vayáis tan pronto a vuestros hoteles en Madrid, que hoy comemos en la Cava Baja.

Para situarnos mejor, la Cava Baja se encuentra entre la Plaza de Puerta Cerrada y la Plaza del Humilladero. Calle histórica, por otra parte, de la que se cuentan muchas leyendas y chascarrillos. Pero, fundamentalmente, calle gastronómica ya desde el siglo XVII, cuando los mercaderes que venían de Castilla paraban por aquí en sus fondas y tabernas para reponer fuerzas, y quizás otros menesteres.

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