La Cabrera

La Cabrera es un precioso pueblo del norte de Madrid, en plena sierra de La Cabrera y formando parte de la cuenca del Jarama. Se encuentra a 57 kilómetros de la capital. La Cabrera se recuesta sobre la pequeña, pero altiva cordillera granítica que forma su magnífico y plástico respaldo natural. Pico como el Cancho Gordo, el cordel del Cerro de la Cabeza y el Pico de la Miel dan una especial prestanza a esta sierra, aperitivo de las vecinas Somosierra y Guadarrama.

La Cabrera es un apacible lugar de veraneo. No es un pueblo de plazas, si exceptuamos la del Ayuntamiento, recoleta y sombreada, y la de la Inmaculada Concepción, pequeña iglesia de sillares de granito con torre-campanario de dos cuerpos.

El principal centro de interés de La Cabrera es el magnífico convento de San Antonio, que fue de San Julián cuando lo fundaron los benedictinos en el siglo XI. Encaramado en lo alto de la sierra, San Antonio se aloja en un entorno natural de exquisita belleza. Destaca su excepcional iglesia del primitivo cenobio, la torre de la iglesia y una curiosa arcada renacentista.

Este convento tuvo su importancia durante el siglo XIV cuando Iñigo López de Mendoza le dio un nuevo impulso al enconmendarlo a los franciscanos. Luego, fue un importante centro de estudiso tecnológicos y gramaticales. Con la llegada de las tropas napoleónicas sufrió varios destrozos y la exclaustración de 1834 emperó la situación. En 1934, el doctor Jiménez Díaz compró la finca para acomodarla como vivienda de recreo. Hoy en día, lo rigen los monjes identistas italianos.

Además, hay que prestar atención al potro de herrar caballerías, tan típico de estos pueblos de la sierra norte madrileña. Además, en La Cabrera, se mantienen en pie viejas construcciones tradicionales junto a elegantes villas veraniegas. No hay que dejar de visitar el Centro Comarcal de las Humanidades Cardenal Gonzaga, que ofrece un interesante gabinete artístico.

Por último, en la carretera que lleva a Valdemanco, se halla un castro de la Edad de Hierro y ruinas neolíticas, posiblemente de origen celta. La necrópolis contiene diez sepulturas (una de ellas antropomorfa) y es conocido como la Tumba del Moro.  

Foto vía Absolut Madrid

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