La gastronomía madrileña

Madrid cuenta con varios platos típicos y orignales. El más universal y conocido es el cocido madrileño.  Nace de la adafina judía que es el plato sabático de los hijos de Israel. Lo inventaron los marranos o conversos al tener que demostrar en la mesa su conversión en los altares, poniendo a la adafina cosas del cerdo para demostrar la nueva fe.

En Cuaresma, el sustituto del cocido es el potaje de garbanzos, que cambia el cerdo por el bacalao. Hoy se puede encontrar el cocido en la mayoría de los restaurantes catalogados como «caseros» y se suele hacer los miércoles como plato del día. Pero no siempre es de auténtica calidad y ortodoxia.

Otro plato típico son los callos a la madrileña, que están presentes en cada tasca que se precie y que deben ser de mondongo de cordero para mayor ternura y sin morros, que es un aditamento espúreo y enmarascarador. Las judías blancas a lo tío Lucas es un plato suplantado hoy por la moda de la fabada asturiana y se hacían sin aditamentos animales, lo que las convertía en una especie de judías viudas.

En Navidad, la cena típica de los hogares castizos es el besugo al horno y cordero asado. En Semana Santa, las torrijas son un manjar obligatorio. En octubre y en noviembre, los  huesos de santo junto a los buñuelos rellenos de crema, nata,calabaza o chocolate se apoderan de las pastelerías. Muy madrileñas son las rosquillas de la tía Javiera, que se hacen en San Isidro.

En cualquier época del año, triunfan los churros, que mojados en chocolate espeso es como mejor saben en el desayuno o la merienda y, sobre todo, como regenerador de madrugada, tras una noche de fiesta. La porra, que es una especie de churro gordo, es lo que siempre se llamó cohombro y comparte con el gracioso churro el protagonismo en las cafeterías.

En vinos, Madrid están muy bien servido: el de las tabernas suele ser de Valdepeñas y La Mancha. Pero hoy en día están abriéndose hueco los Vinos de Madrid con denominación de origen procedentes de tres zonas de la Comunidad de Madrid como San Martín de Valdeiglesias, Navalcarnero y Arganda-Colmenar de Oreja.

Por último, no debemos olvidar las célebres fresas de Aranjuez, el anís de Chinchón y los sensacionales melones de Villaconejos.

Foto vía El Aderezo

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